Proclamarse demócrata, asumir obligaciones y defender los derechos, siempre será cuestión de inconformismo y siempre será necesario.

 

Siempre me pregunté de donde me nacía la imperiosa necesidad de  considerarme demócrata y autonomista; y con gran orgullo. Y la respuesta siempre se me hizo presente de forma  automática.  Vivimos en un país lleno de enemigos de la democracia que se enmascaran como defensores de esta misma para llevarte a su terreno  mediante la manipulación testimonial  en sus medios de comunicación, engalanándose de colores ideológicos democráticos que son sus patios de las mentiras populares y partidistas. Nadan tienen que ver con los valores y principios de ser demócrata y autonomista. Dan lugar con ello a la actual falacia de una sincera democracia al servicio del país y sus ciudadanos.

 

Uno como demócrata y autonomista debe estar en continuo inconformismo predicando  los verdaderos principios de la vida y obra de un demócrata y de un autonomistas a favor de la ciudadanía, de la cual formamos parte común todos, además debe uno armarse su armadura protectora para sí mismo y con aquellos que atentan constantemente contra la democracia individual  y colectiva, contra la libertad de expresión y criterio.

 

Ser demócratas y autonomistas es ir más allá del intento ideológico y político. Es tener la convicción propia al ser humano  para poder luchar contra el sometimiento ciudadano  a favor de los  mercaderes de la economía y la política, donde ciertos seres humanos “iluminados” roban identidad, libertades e ideales a otros seres humanos.

Civilmente somos vulnerables a los líderes dogmaticos e inhumanos que a golpe de ley y decreto, aprovechan esa vulnerabilidad, para de forma arbitraria a golpe de miedos ficticios someternos, censurarnos y apartarnos de nuestro lugar en la sociedad. Todo ello es lo que alimenta mi convicción y mi ideal demócrata/autonomista, segundo a segundo  y día a día.

 

Nuestro estado de derecho no debe oprimir a los ciudadanos en beneficio de unos grupos sociales, políticos o económicos oportunistas. En estos casos, que nos contiene dentro de una enorme indignación, rabia e impotencia ciudadana, solo cabe preguntarse ¿Por qué mi insistencia demócrata y autonomista?...   Porque los déficits ciudadanos solo se solucionan con más ciudadanía y está debe insistir en la democracia real y en el autonomismo real.  Y estos derechos sociales deben ser los propulsores/beneficiarios de las leyes comunitarias.

 

Nuestras instituciones públicas deben reflejar estas premisas, para hacer de ellas unas instituciones al servicio de la sociedad, con ello una sociedad al servicio del país y con ello al servicio del bien común, que es el de todos. 

 

Gemma Gerez Requena

Secretaria General del PDSA